Don Pelayo no se rebeló en Asturias, sino en el Ducado de Cantabria
Las crónicas ovetenses del siglo IX narraron que Pelayo se levantó en “Asturias” con los “ástures” contra los sarracenos. Pero, en realidad, en los tiempos de Pelayo ni el nombre “Asturias” existía, ni estaba creada aún la alargada conjunción de las áreas astur y cántabra, a que este corónimo englobador plural hace referencia. No es de recibo, por lo tanto, como dato histórico, que en la época de Pelayo, los territorios de Covadonga (cerca del monte Auseva), de Cosgaya (Causecadia) y de Liébana (Libana), localidades situadas en el antiguo Ducado de Cantabria, donde esas crónicas ubican la victoria de los cristianos tras la incursión sarracena y el consiguiente surgimiento del reino en Liébana, estuvieran vinculados a los ástures ni que fueran entonces “Asturias”.
En la crónica Albeldense, que puede ser la primera de las 3 versiones de la crónicas alfonsinas escrita al finales del año 883, seguimos la traza de Pelayo en varios lugares del Ducado de Cantabria : aparece primero cerca del monte Anseva (actual monte Auseva), después le vemos en Liébana (los «montes de Libana») como punto final de la batalla contra los moros, (batalla más tarde localizada en Covadonga en las posteriores Rotense y Sebastienense) y crea su reino y fallece en Cangas (Canicas), situada en Cantabria en tiempos visigodos, hoy llamada Cangas de Onís. Recordemos que la crónica Albeldense no menciona a Covadonga, que fue de tiempos inmemoriales lugar de adoración mística, imposible como campo de batalla por su estrechez y que muy probablemente fue un añadido de la segunda versión, la rotense, escrita pocos meses después (principios de 884 según Fidel Fita), esta vez directamente por Alfonso III, que al parecer, no había quedado satisfecho con esta primera versión albeldense:
«Ipse primus ingressus est in asperibus montibus sub rupe et antrum de Anseva»
«Tunc etiam qui remanserunt gladio de ipsa oste Sarracenorum in Libana monte ruente»
«Obiit quidem predictus Pelagius in locum Canicas»
«Pelayo fue el primero en internarse en los ásperos montes, bajo la roca y la cueva de Anseva.”…y después de una primera fase de combate...“entonces también los que habían escapado de la espada de aquel ejército de los sarracenos, se refugiaron en el monte de Liébana.”…“Murió, en efecto, el mencionado Pelayo en el lugar de Cánicas (Cangas).”

La epopeya de Don Pelayo, el guerillero que no sale de Cantabria
Por aquel tiempo las gentes de Covadonga, Cangas de Onís y Liébana no pueden ser consideradas zonas pobladas de“ástures” sino que estaban situadas en la Cantabria visigoda que, a partir de la Cantabria romana, se estiraba desde más allà del río Sella, hasta el río Nervión. Eran entonces esos territorios poblados de gente secularmente cántabra que de ninguna manera se podrían denominar «Astures».
Solamente después, pasada la época de Pelayo y llevada la sede del reino desde Cangas hacia el secular territorio astur (primeramente, a San Martín de Langreo, después a Pravia y finalmente a Oviedo), este gentilicio “ástures” cobró más preeminencia, llegando con el tiempo a ser generalizado también sobre habitantes de territorios anteriormente cántabros, administrados ya desde Oviedo a partir de Alfonso II. Fue igualmente por entonces cuando se creó, eufemísticamente, hacia el cambio del siglo VIII al IX, ese corónimo plural “Asturias” que englobó durante el resto de la Edad Media no sólo territorios ástures sino también territorios cántabros.
Poco después de arrasar Amaya en 712-714, los musulmanes se apoderan de la Asturia, que se rinde sin combatir. Se crea un eje entre Gijón (con un Gobernador, Munuza) y Astorga (que es pactada con tributo a los walies) que controla la comunicacion norte/sur de la Asturia. Gijón cae posteriormente, segun las fuentes, hacia 730-735, bien por falta de interés estratégico, o quizás por el hostigamiento cristiano, y consolidado por la revuelta bereber contra el kalifa aràbe, por ser menospreciados en la administración de la conquista hispana. Es difícil pensar que Pelayo pudiera rebelarse en la región de la Asturia, al ser esta completamente ocupada por los moros de norte a sur. La reconquista de la Asturia seria posterior. La crónica arabe de Ajbar Majmuda nos indica, en fechas donde en que ya estaba muerto Pelayo:
Los gallegos se sublevaron contra los muslimes, y creciendo el poder del cristiano llamado Pelayo, de quien hemos hecho mención al comienzo de esta historia, salió de la sierra y se hizo dueño del distrito de los Wastures. (cita: Ajbar Machmua (colección de tradiciones.) crónica anónima del siglo XI, por Don Emilio Lafuente y Alcántara.
Evidentemente la Sierra es el territorio montañés o cántabro, designado por su abrupta orografía, y la necesidad de liberar a los Wastures venía evidentemente de que estaba ocupada, y al ser liberada se procede a su anexion.
De la crónica albeldense se desprende que Munuza perdió la vida después de morir Alkama, lo que todo el mundo ha interpretado abusivamente como que Pelayo le mató, liberó Gijón y conquistó Asturias, cuando lo que hizo fue aprovechar esa desaparición del cerrojo Gijón para pasar a la Asturia norteña. Así quedaría en la historia como el liberador de la Asturia. Nada mas lejos de la realidad. Seguramente fuese entre los primeros cristianos cántabros en aventurarse más allá del río Sella. Pero no iría muy lejos porque las crónicas no mencionan a Pelayo en un solo lugar de la Asturia, ni siquiera en Gijón. El lugar más cercano a la Asturia donde se atesta precisamente su presencia es en Cangas donde fallece, es decir en lo que era el Ducado de Cantabria justo antes de la invasión.
Fue en el tiempo de Alfonso I y no en la de Pelayo (en cuyo tiempo la cuestión estaba en defenderse), cuando se inició el movimiento ofensivo de resistencia Cantabra. En el anónimo del siglo XIII del “Poema de Fernán González” se recogía esa tradición de un Pelayo que no agranda el territorio sino lo conserva.
“Este [rrey] don Pelayo… Guardó tan bien la tierra que non pudo meior…” mientras que Alfonso I inicia una fase de expansión territorial: “Dixeron le Alfonso una lanza dudada/Gano muy fyera tierra toda con su espada” (Marden 1904: 18).
El territorio del Ducado de Cantabria queda en manos de los hijos del Duque Pedro de Cantabria (Alfonso y Fruela) que fallece antes de la invasión. Pelayo es primo segundo de Pedro de Cantabria segun una genealogia establecida por Esteban Aparicio Bausili en 2025, basada en el hallazgo de FAVILA (FAULNE/FAVILANE, el padre de Pelayo), en esta genealogia encontrada en una carta del Cartulario de Santo Toribio de Liébana. El futuro Alfonso I es demasiado joven para organizar la rebelión, y parece ser que el pariente Pelayo asume la «regencia», siendo el primero en salir fuera de Liébana a avistar los moros y hostigarlos. Estas primeras exploraciones donde los cristianos salen vivos quedan en la memoria de los habitantes y de los descendientes directos de Pedro de Cantabria, sobre todo Alfonso III, y son celebradas como victorias. Pero las crónicas arabes no lo ven como victorias militares, sino, como mucho, como hostigamientos, y mas bien donde los guerilleros cristianos son acorralados.
Sin embargo, veamos con que lujo de detalles esta misma crónica árabe reconoce, sin ningun problema, la derrota militar y desbandada musulmana en Poitiers por los francos en 722 :
Despues de haber pasaso la Garona aplastando al ejercito del Duque de Aquitania Eudes, Abderramán decide ir a saquear la iglesia de de San Martin des Tours. En esos momentos, durante siete días, ambos adversarios se hostigan para elegir el lugar de la batalla, y finalmente se preparan para el combate; pero, mientras luchan con violencia, los hombres del Norte, quedándose al principio inmóviles como un muro, serrados uno contra otros como por el frío, masacran a los árabes con la espada. Cuando los de Austrasia, superiores en número y más ardientes por su brazo armado de hierro, golpean al corazón, encuentran al rey (Abderramán) entre ellos y lo matan cuando cae la noche, termina el combate, y alzan sus espadas con desprecio.
Por eso es muy dificil creer que los moros no reconocieran alguna derrota o escaramuza contra los cántabros si hubiese ocurrido en un lugar tan poco relevante para ellos como las montañas del norte. Tampoco vale el argumento de que las crónicas arabes no mencionan a Covadonga porque no les conviene y solo hablan de victorias musulmanas. No es cierto. Si Gijón uibiese sido reconquistada por los cristianos, asi figuraría tanto en las crónicas arabes como en la crónica de Alfonso III, cosa que no ocurre.
Pelayo solo pudo salir de su Ducado de Cantabria después de la caída de Gijón cuya ocupacion prohibía el acceso a la Asturia norteña, la Trasmontana. La Asturia Cismontana no se libera hasta mucho mas tarde. Ninguna fuente situa a Pelayo en algún lugar preciso mas allà de Cangas. No parece salir de Cantabria.

La Asturia, en tiempos romanos y hasta tiempos de invasion musulmana era parte de Yilliquiya (Galicia)
150 años después de la «epopeya» de Pelayo, los redactores de la crónica albeldense en 883, y las demas llevaron en su narración de manera normalizada, aunque erradamente anacrónica, ese corónimo “Asturias” a los tiempos de Pelayo, cuando se encuentra avistando (o hostigando para los mas optimistas) a los moros en el Ducado de Cantabria. Igualmente, identificaron a las gentes del territorio con los “ástures” que ellos conocían, aplicando retroactivamente a la narración nombres a gentes, que en aquellas épocas de los hechos en realidad eran cántabros. De igual manera trasladaron anacrónicamente a los tiempos de Pelayo otras ideas y nombres vigentes en la época en que se escribieron las crónicas. Es así como Alfonso III denomina Primorias, la zona del Ducado de Cantabria liberada en primero, que va desde Liébana hasta Cangas, donde se establece la capital con Pelayo. O Trasmiera, porque visto desde Oviedo, es el territorio que empieza pasando el Río Miera.

Hispania en 711, Las Asturias no existen: lo que existe el la Asturia y la Cantabria
La desaparición medieval de los corónimos “Asturia” y “Cantabria” (que coexistieron hasta el siglo VIII) y su sustitución por el nuevo corónimo plural “Asturias” que abarcó ambos territorios, se puede considerar consolidado en tiempos de Alfonso II. Las Asturias es el término que sustituyó a ambos nombres y se utilizó abusivamente este corónimo “Asturias” en la historiografía para épocas en que aún no existía. Este engañoso anacronismo ha sido señalado por historiadores como Juan José Sánchez Badiola (2005) y Angel Ocejo Herrero (2012 y 2023).
Esta anacronismo permitió a Asturias apropiarse no solamente la singular «gesta» de Pelayo sino también, todo el mérito de la resistencia inicial de la Reconquista con Alfonso I y su hijo Fruela I. Pelayo al final, es un «guerrillero» que no sale del Ducado de Cantabria y que sale vivo de un enfrentamiento (o avistamiento con los moros) en un territorio que ha sido parcialmente invadido, con un desenlace victorioso en Liébana.
